Muchas marcas suelen cambiar sus logos en determinados meses o por ciertas circunstancias sin un fin acorde a los objetivos de su negocio. ¿Por qué esto no es correcto?
Cuando es Navidad les agregan un gorro rojo. Cuando es el mes del orgullo las llenan de colores. Cuando hay conflictos internacionales las rediseñan en pos de la bandera del país afectado. Al parecer, las marcas sufren cambios bruscos según determinadas situaciones contextuales que nada tiene que ver con ellas, pero que todo parece afectarles.
Durante el mes de junio, muchos logotipos recibieron un abanico de colores en apoyo a la visibilización y activismo de la comunidad LGBTIQ+. Si bien la acción es loable, el cambio en sí no tiene sustento para la marca ni para la Comunidad. El compromiso no está sólo en agregar o cambiar un detalle, sino en acompañarlo de una campaña, acción o actividad acorde al apoyo que se le da a un grupo social y a los objetivos intrínsicos de la marca.
El logotipo es la máxima (y la mínima) expresión visual de la empresa, cada cambio o modificación supone que toda la organización acompaña y avala ese movimiento. Pero en realidad estas suelen ser acciones espontaneas de departamentos o areas que se suben a la moda del momento, sin respaldar las acciones con un compromiso real.
¿Y cuando si modificar un Logotipo?
Si bien el logotipo (o el símbolo) es identificador por excelencia, también puede convertirse en un aliado para comunicar o posicionar una acción especifica, siempre que este alineada a los objetivos y propósitos de la organización.
Por ejemplo, Lacoste y su edición limitada de prendas donde reemplaza el icónico cocodrilo por una serie de animales en extinción, cuando Stella Artois reemplaza el rojo por el azul en el marco de una campaña de concientización del uso del agua, o Johnnie Walker presentando la edición Jane Walker en el marco de la visibilización de la desigualdad de genero. Digamos que el logo puede cambiar cuando toda la organización se compromete en una acción, y esa acción propone un cambio a lo que esta establecido.
En conclusión, los cambios en el logotipo de una marca tienen que ser un proceso acorde a valores y objetivos del negocio que acompaña y representa. Puede sufrir estas transformaciones temporales si basa su visión de marca en apoyo o en contra de alguna práctica o situación contextual que crea sentido tener una posición al respecto y se compromete en ello.
En colaboración con Brenda Petrone Veliz.